SICARIO | DRAMA/ACCIÓN - PM 16 - 121’
Origen: EEUU, 2015. Dirección: Denis Villeneuve. CON: Emily Blunt (foto), Benicio del Toro, Josh Brolin. Violencia: con fuertes escenas. Sexo: sin escenas. Polémica: en México alegan que Ciudad Juárez aparece demonizada y que el paisaje urbano que muestra el filme es cosa del pasado. Excelente: el tratamiento visual del desierto y de la frontera, mérito de Roger Deakins.
MUY BUENA
No hay atisbos de moralidad en “Sicario”. En puntos candentes del globo, como las ciudades espejo El Paso/Juárez, la ley es la del lobo del hombre. Se lo dice Alejandro (Benicio del Toro) a Kate Macer (Emily Blunt): “andate, buscá un pueblito bien lejos, no pertenecés a este lugar”. Lo que se necesita para matar es una pátina reglamentaria, la firma en un papel que vale la destrucción de un castillo de convicciones. Esas que flaquean cuando hay una pistola apuntando a la cabeza.
El de “Sicario” es un universo de perverso pragmatismo, sin lugar para los débiles ni para los que dudan. Un mundo carente de héroes y de límites. La lógica de la película es demoledora y peligrosa, por más que Denis Villeneuve intente contar la historia desde una pretendida neutralidad. Estados Unidos, sostiene “Sicario”, es la última frontera y de allí proviene su derecho al uso de la fuerza. En este caso es México; puede ser Irak o Afganistán. Ciudad Juárez, como lo fue históricamente Latinoamérica, es su patio trasero, y el patio es un espacio para hacer lo que venga en gana.
“Todo esto es ilegal”, dice Kate cuando se da cuenta de que los mercenarios armados por la CIA van y vienen de México sin preocuparse por cuestiones tan molestas como las leyes internacionales. Alejandro, el asesino decidido a terminar con los narcos, y Matt Graver (Josh Brolin) le proporcionan un baño de realidad.
Taylor Sheridan (actor de “Sons of anarchy”, entre otras series) debuta como guionista. Cuentan que se internó en Ciudad Juárez, acompañado por un agente del FBI, para diseñar la historia. El canadiense Villeneuve (director de la notable “La sospecha”) propone largos silencios, sobrevuela la frontera, se concentra en las reacciones de Kate y, cuando parece ralentizar la narración al máximo, golpea con extrema dureza. “Sicario” impacta, pero disipado el humo hay tela para pensar.
PACTO CRIMINAL
Buena
Origen: EEUU, 2015. dirección: Scott Cooper. CON: Johnny Depp, Joel Edgerton, Rory Cochrane. Violencia: con escenas. Sexo: sin escenas. El dato: lejos de la insufrible “50 sombras de Grey”, Dakota Johnson demuestra que sabe actuar. Perfecta: la puesta en escena, sobre todo en los años 70.
Gran papel para encauzar una carrera el de “Whitey” Bulger. Hace 25 años le hubiera calzado como un traje a medida a Robert De Niro. Lo atrapó Johnny Depp, que venía descarrilando por culpa de un par de adicciones y necesitaba una máscara capaz de motivarlo. Puede que su interpretación de Bulger lo catapulte al Oscar, pero más importante es la ratificación de sus prestaciones frente a la cámara. Depp es un actor brillante, por momentos arrollador, capaz de lucirse no sólo bajo el paraguas de la factoría Tim Burton. En “Pacto criminal” (cuyo titítulo original es “Misa negra”) se carga dos horas de película al hombro y le sobra cancha.
“Whitey” Bulger, el verdadero, aprovechó la vieja amistad con un agente del FBI para armar un doble juego: soplón de sus rivales de la mafia italiana por un lado, protegido en su escalada a la cima del poder por el otro. Esa relación -“acuerdo de negocios”, según Bulger, todo un eufemismo para referirse a su condición de alcahuete- se prolongó durante más de 10 años. Es el período que retrata el filme de Scott Cooper, a quien habrá que seguir de cerca.
Bulger es el típico gangster de la costa este. Un devoto de la familia y de las ancianitas del barrio que reza silenciosamente y le consigue armas al IRA. Y a la vez un psicópata asesino que les vende drogas a los adolescentes. Toda esa carga se condensa en la mirada de Depp, feroz e inquietante en su caracterización (que lo obligó a mostrarse semicalvo y con la dentadura a la miseria).
“Pacto criminal” es un thriller muy bien contado. Del libro de Dick Lehr y Gerard O’Neill se sirvió Cooper para narrar, en paralelo, la corrupción de las calles y la del FBI. El elenco es soberbio, con secundarios de alto nivel como Benedict Cumbernatch, Peter Sarsgaard y Corey Stoll. Entre esa trama de subidas y bajadas, marcada por la violencia y los códigos mafiosos, camina Depp con paso formidable.